
Consuela a los enfermos de alma y cuerpo y concede que el Pueblo Mexicano, unido por la fuerza del amor a nuestra Dulce Madre del Tepeyac, haga de cada uno de sus hogares un templo vivo en donde adoremos a Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.
Tu completa lealtad en esta tarea es aún evidente hoy en día, en la milagrosa imagen que la Virgen dejó en la tilma.
Intercede por mi, te suplico, para que pueda tener tu confianza infantil en la Madre de Dios y para que mi corazón pueda responder a sus maternales inspiraciones.
Por medio de una simple confianza, obediencia y amor, espero un día poder unirme a ti y compartir la felicidad que nunca se acaba, ahí donde nuestra celestial Madre reina en la gloria de su Hijo. Amén.
Gracias a ti sabemos que la Virgen Santísima de Guadalupe es la Madre del verdadero Dios por quien se vive y es la portadora de Jesucristo que nos da su Espíritu que vivifica a nuestra Iglesia.
Gracias a ti sabemos que Santa María de Guadalupe es también nuestra Madre amorosa y compasiva, que escucha nuestro llanto, nuestra tristeza; porque Ella remedia y cura nuestras penas, nuestras miserias y dolores.
Gracias al obediente cumplimiento de tu misión sabemos que Santa María de Guadalupe nos ha colocado en su corazón, que estamos bajo su sombra y resguardo, que es la fuente de nuestra alegría, que estamos en el hueco de su manto, en el cruce de sus brazos.
Gracias Juan Diego por este mensaje que nos fortifica en la Paz, en la Unidad y en el Amor.